Terremoto y tsunami en Japón


MIERCOLES 9 DE MARZO.

Afuera, el viento soplaba con inusual fuerza. El clima frío se había marchado para dar paso al calor de un tímido sol en la prefectura de Aichi Ken. El reloj marcaba las 12:20 PM. Cómodamente sentado en el mueble rojo de mi habitación observaba la transmisión en vivo –vía Internet- de un noticiero peruano. De pronto la guapa conductora hizo un alto a las noticias locales para lanzar un flash: "Un sismo de 7,2 grados de magnitud en la escala de Richter acaba de registrarse al noreste de Tokio, en Japón". Conecté el televisor y solo un canal de señal abierta informaba lo que acababa de acontecer. La primera alerta amarilla por un posible tsunami en la costa pacífica se encendió en la pantalla anunciando a los moradores cercanos al mar que debían de tomar las precauciones necesarias, tantas veces entrenadas en los innumerables simulacros, para estas eventualidades naturales.

JUEVES 10 DE MARZO.

Navegaba plácidamente en el mar de mi inconciencia. Las primeras horas del nuevo día avanzaban a paso lento dejando atrás la madrugada. Mi cuerpo envuelto entre mantas, abandonado por mi alma que paseaba por aquel mundo espiritual del cual tengo tanta curiosidad, despertó sobresaltado por el ruido inoportuno del teléfono. Era la familia que empezaba a llamarme preocupada por las primeras noticias que se empezaban a difundir al otro lado del mundo. Borracho de sueño, arrastrando las palabras intenté transmitir tranquilidad: "Estoy bien... no se preocupen... a mi no me va a pasar nada porque hierva mala nunca muere aunque la orinen los perros".

Pensé que el día transcurriría sin más novedad que el movimiento telúrico de la fecha anterior. Volví a mi preocupación diaria de cómo conseguir dinero para pagar el departamento y poder comprar alimentos. Por la tarde frité una pechuga de pollo fileteada en dos que acompañé con una porción de arroz y ensalada de tomate. Cuando la oscuridad empezaba a cubrir el cielo japonés fui a una entrevista de trabajo: conversé con el contratista, bromeamos, recordamos tiempos pasados en el que trabajamos juntos, ambos mostramos una alegría hipócrita por el reencuentro pero al final no me empleó. Una vez más con el ánimo derrotado regresé a casa buscando refugio en la lectura de uno de los libros del gran Gabriel García Márquez.

VIERNES 11 DE MARZO.

Por la mañana me dediqué a lavar la ropa aprovechando el desacostumbrado clima primaveral, y ordené un poco la casa. Luego activé el ordenador y entré al Messenger para charlar con mi pareja que por estas fechas se encuentra trabajando fuera del país. Ese día, dentro de la variedad de temas que platicamos casualmente recordamos el trágico terremoto de Kobe. Nos despedimos amorosamente con la promesa de volver a conectarnos al día siguiente para continuar nuestros interminables diálogos –si algo disfruto bastante es conversar-. Terminado nuestro encuentro fui al cuarto de baño para llenar de agua el ofuro (tina de baño) y programé el calentador para treinta minutos. Mientras el líquido elemento tomaba punto me entretenía arreglando la habitación escuchando los éxitos pasados del cantante español Braulio.

2:30 PM.
Sobre la cama coloqué toda la ropa limpia que me pondría después de mi higiene corporal. Me desnudé, realicé unos segundos de calistenia, y luego entré a bañarme. El cantautor de las Islas Canarias se hacía oír desde mi cuarto mientras le hacía el coro con el cabello lleno de shampoo y el cuerpo untado de jabón. Los minutos trascurrían apaciblemente y mi voz se imponía en el vacío de aquella habitación.

2:46 PM.
Era la segunda vez que me lavaba la cabeza con shampoo, tenía los ojos cerrados, momentáneamente estaba inmerso en aquella oscuridad voluntaria cubierto de espuma. Por un instante, mientras el agua terminaba de enjuagarme el cabello creí sentir un pequeño mareo. Apoyé el cuerpo en la pared pensando que estaba pronto a desmayarme. Abrí los ojos y una vez más perdí el equilibrio, esta vez me sujete de la puerta. Por una fracción de segundos me desconcerté, luego instintivamente observé el agua depositada en el ofuro y vi oscilarse como la mar cuando esta brava. "¡Mierda... temblor!", me dije. Abrí la puerta pensando en salir pero al ver la lámpara, que cuelga en el techo de la recamara contigua, balancearse como un péndulo desistí de la idea. "Puta madre, ya me jodi", expresé a la vez que decidía no moverme de donde estaba hasta que todo pasara. "Si no me mata el temblor, me mata una pulmonía si salgo así desnudo", reflexioné y al cabo de unos minutos continué bañándome.

3:05 PM.
Rápidamente entré desnudo a mi cuarto, encendí el televisor y lo que vi me dejó pasmado, frío y con un gran nudo en la garganta. Todas las televisoras transmitían en vivo las imágenes dantescas del tsunami que avanzaba arrastrando años de trabajo, ilusiones, y lo más importante vidas humanas. Ese mar del que vivo enamorado, que me lleva tragado con su mágica belleza estaba convertido en una indomable fiera que cobraba venganza por la irresponsabilidad del hombre que se empecina en dañar el ecosistema.

Las casas eran arrastradas como si fueran de cartón, los barcos parecían juguetes infantiles y los autos dados arrojados sobre el líquido manto de la muerte. En mi retina quedó grabada la desesperación de una veintena de automovilistas que en su intento por huir generaron una tremenda congestión vehicular, trampa que los inmovilizó para terminar siendo devorados por las impresionantes olas de diez metros de altura.

Japón acababa de ser sacudido por un terremoto de magnitud 9.0 grados Richter, el mayor desde 1,923. El epicentro del terremoto se ubicó en el mar, frente a la costa de Honshu, 130 Km. al este de Sendai, en la prefectura de Miyagi. Las cifras oficiales de muertos, en su gran mayoría por el tsunami, ascienden hasta la fecha a 3,771. El número total de desaparecidos totaliza hasta el momento 8.181.

Como consecuencia del embate natural se ha tenido que declarar en emergencia nuclear a todo el país debido al accidente en una central nuclear en la prefectura de Fukushima (al norte de la isla).

La isla continúa temblando, los rescatistas prosiguen con la búsqueda de sobrevivientes, pero en el corazón de todos quienes salimos ilesos de este trágico momento quedó inmortalizada una lección que el mundo debe aprender: la cultura de la prevención.

La Agencia Metereólogica de Japón acaba de alertar a la población sobre un 70% de posibilidades que en las próximas 72 horas se registre un gran sismo en la tierra del sol naciente que día a día agoniza un poco más.


Tu opinión es importante.

28 comentarios:

Nacida en África dijo...

Mi querido Javier: Sigo cada vez más preocupada por tí y a pesar de que me dijiste que estaba todo controlado, las noticias que llegan a Europa no son demasiado buenas.Mantennos informados. Cuídate.

Muchos besos.

Malena

Conxa dijo...

JAvier estaba deseando que te comunicaras a través del blog!!!

No se en que parte de Japón situarte y estaba tremendamente preocupada. Y dentro de todo este dolor y el que desgraciadamente queda,hay un gran alivio al saberte bien.

UN abrazo muy grande. Un bonito regalo de cumpleaños el tenerte.

Anónimo dijo...

Javier...cerca estás de tanta tragedia, me alegro de tus palabras escritas en el blog, señal de que estás bien.
¡pobre Japon¡.
¡cuídate!

Asun dijo...

Javier, me alegro de saber que estás bien.
La tragedia ha sido terrible y lo peor de todo es la incertidumbre de lo que pueda pasar con las centrales nucleares. Creo que a todos se nos encoge el corazón cuando vemos las imágenes de lo sucedido.

Vaya desde aquí mi solidaridad con todo el pueblo japonés.

Un abrazo muy fuerte para ti.

Besos

Anónimo dijo...

Querido Javier,
Los que te conocemos, sabemos que eres un gran escritor y magnífico narrador, oero esta crónica, con detalle de horas y minutos y luego el temblor en la ducha, es increíble. Que bien que esté lejos del epicentro, en Perú se vivió una noche de terror, con la alerta de sunami, uno de mis hijos estaba en su casa de playa con su esposa, mi nieto de 8 meses y otros amigos, yo estaba aterrorizasa, ya que su casa está en las playas de Asia, y decían que esa playa tenía alerta roja, gracias a Dios no pasó nada, pero como sabes como buen chimbotano, Perú siempre está temiendo un terremoto.
En Ancón las olas entraron a casas y restaurantes y se vió flotando mesas y sillas como papelitos.
Bueno ya sabes que tengo muchos amigos de la colonia japonesa y me preocupa su familia, uno de mis hijos viaja mucho a Japón por motivo de su trabajo, estuvo a fines del año pasado, si hubiera estado en esta fecha, ya te puedes inmaginar como hubiera estado yo.
Con mucho cariño desde San Isidro -Perú.
María del Carmen.
p.d.
Te invito a visitar mis otros dos blogs, no te he visto por ninguno de ellos. En los dos tengo post recientes.

http://misescritoresypoetasfavoritos.blogspot.com

http://elcofredemisrecuerdos.blogspot.com

Sandra Figueroa dijo...

Hola, que triste lo que esta sucediendo. Espero que estes bien. Pase a conocerte y leer. Besos, cuidate.

Carmen Rosa dijo...

JAVIER
Siempre admiro tu talento para describir situaciones y sentimientos.
Hace solo algunos meses que me hice seguidora de tu blog y siempre pensé que vivias en Chimbote, menuda sorpresa me llevé al ver tu comentario en mi blog y saber que estabas tan cerca a ese desafortunado evento que se vivía en Japón. Sé lo que está pasando y como lo viven porque trabajo para una institución cuya sede central está en Japón y tengo varios amigos peruanos que viven allá con sus familias.
A pesar de todo, creo que podemos hacer algo por quienes como tu, se encuentran en esa situación tan angustiante y en lugar de lamentarnos por lo que pasó,tomemos un minuto de nuestro tiempo, cada vez que podamos y enviemos nuestros mejores pensamientos, sentimientos y energías positivas, luz y fuerza para Japón y sus pobladores.
Mucha luz y fuerza JAVIER.

Carolina dijo...

Hola Javier. Muchas gracias por tus comentarios en mi blog.

Espero que pronto se acabe ese horror que a cada momento vemos y escuchamos.

Cuídate y protégete bien.

Un fuerte abrazo

Nuria dijo...

Las noticias en Europa no son nada alentadoras. Todo mi apoyo a Japón. Cuídate!

Irene dijo...

no sabía que estabas allí.
Me alegro de que estés bien.
qué duro...
Espero que todo se acabe pronto a pesar de que hay familias que ya están rotas de por vida.
Un abrazo y cuidate mucho.

JuanRa Diablo dijo...

Madre mia, Javier, cuánto me estoy acordando de ti estos días...
A kilómetros de distancia me dejan sin habla esas imágenes. Cuánto no te dejarán a ti, allí, en el propio lugar de la catástrofe. Qué impotencia, ¿verdad?

Te envío toda la fuerza, valor y ánimo para sobrellevar esta tragedia lo mejor posible.
Cuídate mucho, amigo.

Un fuerte abrazo.

PD. Has hecho una buena crónica. ¿Por qué no la continúas para que sigamos de cerca los pormenores? Podrías convertirte en corresponsal blogger desde Japón. ;)

Sherezade dijo...

Javier cielo.....¿ cómo estás? Desde luego leer tu post hace vivir casi en directo la impresión del horror que se está viviendo, así que, podrías, al menos, decir que estás bien dentro de lo bien que se puede estar. Unas pequeñas letritas que nos tranquilicen.
Un abrazo gigante
Sherezade

Isabel Martínez Barquero dijo...

Uf..., debe ser terrible vivir esto en directo. Menos mal que estás bien, cómo me alegro.
Tu crónica es espeluznante. Supongo que es una vivencia que nunca se olvida.
Muchos abrazos, estimado Javier.

Pilar Moreno Wallace dijo...

Lo que está ocurriendo es tremendo. Qué suerte que estés bien, pero imagino el susto y mal rato que habrás pasado y que todavía tendrás. Mucha suerte.
Abrazo

MAMÉ VALDÉS dijo...

No sabía que estabas de viaje por Japón, las imágenes que todos hemos vistos son terrorífica, espero que todo ya te vaya bien, un gran saludo. (Como experiencia por desgracia única)

deMónicamente dijo...

qué experiencia te tocó vivir, Javier!
me alegra saber que estás bien. y lamento enormemente lo sucedido.
son terribles las imágenes, y también las últimas noticias.

cuidate mucho y dentro de tus posibilidades, mantenenos informados.

buen finde.
kisses

Cabopá dijo...

Suerte y salud en estos momentos en los que la tierra y el mar se ponen de acuerdo para sembrar la tragedia...Todo sin hablar de las nucleares.
Qué el mar y sus azules te llenen de alegría.
Besicos.

Oscar C. OKIPERU ® dijo...

Fuerza Javier.
Me apena mucho llegar recién en estos momentos a tu pagina.

Un abrazo.

Jabo dijo...

Hola Javier: desconocía tu presencia en Japón.
Estas bien?. Por favor sigue informándonos de tu situación personal y si puedes, de tu punto de vista de lo que ocurre allí.
Para bien, tenemos un comentarista amigo allí, pero nos preocupas tu, además de todas las personas que viven allí y que han sido afectadas.
Espero y deseo que se sepan reponer de la triple afeción ( Terremopo; Tsunami; y riesgo nuclear alto)
Cuidate mucho, y sé ahora más que nunca, positivo dentro de esa adversidad. Abrazo Jabo

Liova dijo...

Para nada sabía que estabas por Japón!!! Por Dios!!!! Ya veo que estás bien por lo que cuentas... pero la preocupación sigue.... la situación no está bien por lo menos por lo que me llega a través de las noticias!!! CUÍDATE MUCHO!!!!!!!! BESITOS Y SALUDINES ESPAÑOLES!!!

Minombresabeahierba dijo...

Fuerte abrazo desde Argentina.

Tené presente que acá tenes un amigo, cuandoquieras contactarte.

julia rubiera dijo...

esta asturiana desea de todo corazón que estés bien, ¡¡ por favor mantennos informados¡¡¡ no tenía ni idea de que estabas en Japón, un besin muy muy grande y todo mi cariño y apoyo para ti.

Kim Basinguer dijo...

No se porque crei que estabas en Perú.
Cuidate amigo.

icue dijo...

No te conocia, pero me uno a ti en estos momentos dificiles para ti, para el Japón y para el mundo entero, te encomiendo con fuerza.
Un gran abrazo

China Toon dijo...

Hola, Javier:
¿De veras estás no estás en Chimbote? He pensado todo el tiempo que era así...bueno, llegué a pensar que estabas haciendo una especie de diario con el supuesto de...pero ya no es importante. ¿Estás bien? Espero que sí

Un abrazo,

curro dijo...

Bueno D. Javier, da escalofrio su relato, y con la templanza que lo cuenta. Pero luego esta la cuestion nuclear, que segun dicen y por tanto mucho que es el doble , hay escapes radioactivos. Le propongo que se venga para aca a la madre patria, que aqui se vive como en ningun sitio y seria muy bien acogido. Un abrazo.

Cinthya Castillo dijo...

Que desastre verdad?... viendo las imagenes a mi se me hacia un nudo en la garganta, a pesar de lo temperamental que puedo ser, siento pena ajena.

Que bueno que estes bien Javier, debo confesarte que me encanto la musica de tu blog.

todavia dijo...

Llevo relativamente poco tiempo leyendote, tal vez por mi propio descuido no me habia percatado de que estabas en Japón, y por una serie de contratienpos aqui, llevo un mes sin poder dedicarle tiempo como me gusta a los blogs que me gustan (dentro de los que incluyo el tuyo) Que espanto todo esto que esta pasando allá y que desde aquí hems visto solo por tv, y que impresión leer tu crónica de como fue que viviste el desastre allá. Veo que tengo un post mas sin leer, asi que me avoco a ello, desendo que estes bien. Cuidate y nos leemos de nuevo en unos minutos.